Los que
tenéis niños que ya no son bebés sabéis lo difícil que resultan
a veces las transiciones. Me refiero a esos momentos en los que
nuestros hijos están enfrascados en algo y nos toca avisarles de que
hay que pasar a hacer otra cosa. Están en el parque y hay que irse a
casa, están jugando en su cuarto y es hora de cenar, están viendo
la tele y es hora de bañarse... Os hacéis una idea, ¿verdad? Estas
transiciones son muchas veces fuente de conflictos y de enfados, y a
menudo nos hace temerlas. Más de una vez he visto a mi hijo
pasándoselo genial y he ido retrasando el momento de irnos lo máximo
posible, y cuando no lo podía retrasar más me he dicho a mí misma,
"uff, verás ahora la que me monta." Esto es hasta que
descubrí la estrategia que os traigo hoy y que es tan sencilla como
eficaz. De momento llevo unos días probándola específicamente con
la idea de escribir esta entrada contándooslo y tengo que decir que
¡funciona!
¿En
qué consiste?
En
conectar. Simple y llanamente.
En
lugar de entrar como un elefante en una cacharrería en su cuarto y
decirle "Venga, cariño, que es hora del baño." y esperar
que deje todo lo que estaba haciendo para seguirnos sin más, o
enfadarnos con ellos porque no lo hacen, probaríamos a hacer lo
siguiente:
Entraríamos
y primero nos quedaríamos observándole tranquilamente. Aprovecha y
disfruta unos segundos de lo hermoso que es ver a nuestros hijos
concentrados en algo. En cuanto se de cuenta de que estás ahí y te
mire acércate y pregúntale o comenta algo sobre lo que está
haciendo. "¿Estás haciendo un dibujo? ¿A ver? ¡Qué
colorido! ¿Me explicas un poco qué estabas dibujando?" o
"¡Vaya torre más alta estás construyendo! ¡Habrás usado
todos los bloques que tienes!" Interésate de verdad por lo que
está haciendo, préstale atención. CONECTA.
Una vez
que hayáis conectado de verdad, aunque sea durante un minuto, ya
puedes avisarle de que es hora para la siguiente transición. Y hazlo
mostrando respeto por lo que sea que está haciendo. Recuerda que su
juego es para él tan importante como para ti lo es tu trabajo. Si
lo ves que está en mitad de un proyecto, dale unos minutos: "Es
hora del baño cariño, ¿quieres ir ahora o en cinco minutos?"
Esta
estrategia además suele servir para asegurarnos de que nos está
escuchando. Muchas veces están tan enfrascados en algo que ni
siquiera nos escuchan cuando les decimos lo que sea, especialmente si
es a gritos desde otra habitación. Acercarse, conectar, esperar a
tener su atención, establecer contacto visual, e incluso contacto
físico poniéndoles por ejemplo una mano en el hombro y entonces
avisarles de que se acerca la siguiente actividad es mucho más
productivo que otras maneras de hacerlo.
Otro
ejemplo
En el
parque: Está jugando con un amiguito, los dos llenando de piedras un
cubito con una pala, y ya es hora de irnos. En lugar de decírselo
desde lejos y esperar a que venga él por sí mismo:
Me
acerco y espero un segundo. Me miran. "¡Qué bien os lo estáis
pasando con el cubito! ¡Ya lo tenéis casi lleno! ¿Cuántas paladas creéis que os faltan para llenarlo? ¿Dos? ¿A ver? Uno y ¡dos!¡que montón
de piedras!" Pausa. Con tono firme y con confianza. "Cariño,
ya es hora de irnos a casa. ¿Ayudamos a (Nombre del otro niño) a
vaciar el cubito? ¡Ala! Venga mi amor, dame la mano, vamos a decirle
adiós a (Nombre)" Nos vamos diciéndole adiós a todo, a los
niños, a los columpios, a los perritos...
¿Y si
no funciona y se pone a llorar?
Pues
nada. Lo de siempre cuando nuestros hijos expresan sus emociones:
validar, acompañar y consolar. Si queréis también podéis utilizar
la estrategia de concederles lo que piden con la imaginación: "Lo
sé cariño, es muy difícil dejar de hacer algo cuando nos estamos
divirtiendo tanto. ¡Te lo estabas pasando tan bien! ¡Ojalá
pudieras estar todo el día en el parque! ¿Te imaginas vivir aquí?
¿No sería genial? Aunque tengo un poco de hambre... ¿qué comeríamos? ¡Ya sé! ¡Piedras! ¿Tú quieres piedritas para cenar? Ñam, ñam, ñam. ¿No? Pues entonces mejor nos vamos a casa que papá está
haciendo la cena... Mañana volvemos al parque para jugar otra vez.
¿Quieres ir tú andando o prefieres que te lleve en brazos?" Y
según cómo responda, va él andando o lo llevamos en brazos (o en
carro, en mochila o como sea).
Esta
estrategia funciona bien con cualquier edad, ¡conectar antes de
interrumpir puede funcionar hasta con tu pareja! Pero en los casos en
los que no funcione por el motivo que sea, depende de la edad
haríamos una cosa u otra.
Otras estrategias posibles
- Avisar con antelación: ya lo he mencionado antes, pero suele facilitarles las cosas darles unos cuantos avisos para que se vayan mentalizando y para que vayan terminando lo que sea que estén haciendo. Esto además muestra respeto por lo que están haciendo, que para ellos es importantísimo, y os convierte en modelos de cómo esperar y tener paciencia.
- Dar a elegir: este también lo he mencionado de pasada en uno de los ejemplos. Podemos darle a elegir entre dos opciones que sean aceptables para nosotros: "¿Prefieres que nos vayamos ahora o en 15 minutos?", "¿Quieres que vayamos a casa saltando como canguros o andando como elefantes?", "¿Prefieres ir de la mano o en brazos?".
- Objeto de transición: si está jugando con un camión en su habitación y es la hora del baño, podemos ofrecerle llevarse el camión a la bañera. Si esto no es posible, en el parque por ejemplo, podemos proponer alguna actividad que le sirva para hacer mejor la transición: "vamos a recoger hojas mientras caminamos a casa". También les puede ayudar tener una canción de transición, como en el cole que tienen una canción para cada cosa. Una canción que podáis cantar juntos mientras pasáis a la siguiente actividad.
- Despedirse del sitio donde está: si va a tardar en volver a visitarlo, o aunque vaya a volver al día siguiente, ofrecedle decir adiós a cada objeto o persona que vea, que le diga adiós y hasta pronto. "¡Adiós tobogán, hasta mañana!, ¡adiós piedritas, nos vemos pronto!"
- Pedirles ayuda: a los niños de esta edad les encanta ayudar, a veces funciona darle pequeñas responsabilidades en preparar la actividad siguiente para que acepten mejor que la actividad anterior terminó. "Voy a hacer tortilla para cenar, ¿quieres romper tú los huevos?", "¿Me ayudas a empujar el carrito de tu hermana mientras volvemos a casa?"
- Usar un temporizador: no es mi opción favorita, pero con algunos niños funciona muy bien.
Si la estrategia que sea no ha funcionado, debemos evitar caer en el insistir demasiadas veces de manera que vaya subiendo nuestra frustración y la suya. En esos casos es mejor decírselo una sola vez más y recordarle qué consecuencia, natural o lógica, tendrá si sigue retrasando lo que sea. "Cariño, la cena ya está lista. Si no vienes a cenar ahora te la vas a comer fría." "Es hora de irse a la cama ya, vamos a recoger los juguetes para que nos de tiempo a contar dos cuentos como siempre." Con niños de cierta edad se les puede dar cierta autonomía para que vayan aprendiendo herramientas de gestión del tiempo, y que vayan entendiendo que el tiempo es algo limitado y que si nos demoramos mucho en ciertas cosas no nos dejará tiempo para otras.
- Dar a elegir: este también lo he mencionado de pasada en uno de los ejemplos. Podemos darle a elegir entre dos opciones que sean aceptables para nosotros: "¿Prefieres que nos vayamos ahora o en 15 minutos?", "¿Quieres que vayamos a casa saltando como canguros o andando como elefantes?", "¿Prefieres ir de la mano o en brazos?".
- Objeto de transición: si está jugando con un camión en su habitación y es la hora del baño, podemos ofrecerle llevarse el camión a la bañera. Si esto no es posible, en el parque por ejemplo, podemos proponer alguna actividad que le sirva para hacer mejor la transición: "vamos a recoger hojas mientras caminamos a casa". También les puede ayudar tener una canción de transición, como en el cole que tienen una canción para cada cosa. Una canción que podáis cantar juntos mientras pasáis a la siguiente actividad.
- Despedirse del sitio donde está: si va a tardar en volver a visitarlo, o aunque vaya a volver al día siguiente, ofrecedle decir adiós a cada objeto o persona que vea, que le diga adiós y hasta pronto. "¡Adiós tobogán, hasta mañana!, ¡adiós piedritas, nos vemos pronto!"
- Pedirles ayuda: a los niños de esta edad les encanta ayudar, a veces funciona darle pequeñas responsabilidades en preparar la actividad siguiente para que acepten mejor que la actividad anterior terminó. "Voy a hacer tortilla para cenar, ¿quieres romper tú los huevos?", "¿Me ayudas a empujar el carrito de tu hermana mientras volvemos a casa?"
- Usar un temporizador: no es mi opción favorita, pero con algunos niños funciona muy bien.
Si la estrategia que sea no ha funcionado, debemos evitar caer en el insistir demasiadas veces de manera que vaya subiendo nuestra frustración y la suya. En esos casos es mejor decírselo una sola vez más y recordarle qué consecuencia, natural o lógica, tendrá si sigue retrasando lo que sea. "Cariño, la cena ya está lista. Si no vienes a cenar ahora te la vas a comer fría." "Es hora de irse a la cama ya, vamos a recoger los juguetes para que nos de tiempo a contar dos cuentos como siempre." Con niños de cierta edad se les puede dar cierta autonomía para que vayan aprendiendo herramientas de gestión del tiempo, y que vayan entendiendo que el tiempo es algo limitado y que si nos demoramos mucho en ciertas cosas no nos dejará tiempo para otras.
Uséis la estrategia que uséis, por sí solas o en combinación, recomiendo siempre CONECTAR primero.
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¡Feliz Crianza!
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