No sé si os habéis fijado en que no siempre utilizo la palabra "rabieta" en mis posts (excepto en los títulos, la verdad, porque busco claridad). Está cargada de connotaciones negativas, y como nuestra manera de enfocar las situaciones es tan determinante a la hora de actuar, procuro sustituirla por expresiones más neutras y con menos carga emocional para los adultos. Una de mis expresiones favoritas, y que seguro que os suena si me seguís, es la de "desborde emocional". Me parece que representa muy visualmente lo que es la pérdida de control cuando a los pequeños les desbordan las emociones. A mí me hace visualizar en esas imágenes del tsunami de Japón o el de Tailandia, cómo esas olas lo arrasan todo de una forma absolutamente incontrolable. A nosotros, acostumbrados a las suaves olas de un mar en calma, o a unas olas más o menos grandes de un mar un poco picado, nos resulta casi imposible pensar el nivel de destrucción que puede llegar a causar. Lo mismo nos pasa a los adultos, acostumbrados como estamos a tener cierto control con nuestras emociones, el imaginar hasta qué punto los niños pierden el control de sus actos nos puede resultar difícil. Y muchas veces, de esa incomprensión parte nuestra forma de actuar hacia ellas.
Continuando con la serie de entradas sobre las rabietas, os traigo el artículo que más me ayudó a entenderlas, y del que saqué la expresión "desborde emocional":
Acompañar los des-bordes emocionales con empatía y respeto de la Licenciada en Psicología argentina Natalia Liguori
Esta vez es un artículo en español, así que simplemente tenéis que ir al enlace que os indico y empaparos del saber que Natalia comparte con nosotros. Recomiendo encarecidamente su lectura. En él primero nos explica cómo funciona el cerebro, cómo se va desarrollando, y qué son los desbordes emocionales. Algunas de mis partes favoritas son:
"Los niños pequeños no tienen los mismos recursos que los adultos para gestionar sus emociones, y las mismas – al no ser reguladas – inundan y son vividas con gran intensidad: felicidad plena, tristeza absoluta, frustración “desmedida”. Como afirma la psicóloga española Violeta Alcocer, lo que la rabieta de nuestro hijo nos está diciendo es: “He perdido todo el control sobre mis emociones y sobre mi mismo, los sentimientos negativos se han apoderado de mi y soy incapaz de manejarlos”.[2]"
[...]
Si los adultos logramos conservar la tranquilidad, podemos ayudar a que el niño se calme, podemos acompañarlo y contenerlo, podemos “prestarle” nuestra función de reguladores emocionales para que poco a poco pueda ir interiorizándola y recién una vez que esté más tranquilos, podemos ayudarlo a identificar lo sucedido, a comprender la emoción para poder abordarla a futuro de manera eficaz, contando con distintos recursos para enfrentar este tipo de situaciones."
Me encanta especialmente ese concepto de "prestarle nuestro cerebro". Me recuerda muchísimo a esa cita de L. R. Knost que ya he usado tantas veces en el blog: "Cuando los pequeños están sobrepasados por sus emociones, es nuestra función compartir nuestra calma, no unirnos a su caos". El concepto es el mismo. En las situaciones de pérdida de control emocional por parte de los niños, es imprescindible que el adulto sea capaz de controlar sus emociones y sus reacciones (o al menos que lo intente en la medida que le sea humanamente posible).
Después de ayudarnos a entender mejor qué es lo que pasa en el cerebro de nuestro hijo cuando está en pleno desborde, nos indica algunas pautas de lo que podemos hacer. Como quiero que leáis el artículo, sólo os voy a poner algunas de las más importantes, pero lo mejor que podéis hacer el ir directamente allí y leerlo enterito:
¿qué podemos hacer?– Tratar con respeto– Respirar profundo– Intentar “sintonizar”– Contener y acompañar– Escuchar y validar– Empatizar– Mostrar otras alternativas
¿Os suena de algo? ¿A que se parece mucho a todo lo que nos aconseja Janet Lansbury? ¿Os parece buena idea lo de referirse a las rabietas con un nombre con menos connotaciones negativas? En fin, espero que os haya resultado interesante y útil para gestionar mejor esas "rabietas" o desbordes emocionales de los peques.
A modo de ejemplo, y para los que no me seguís en Facebook, os dejo un post que escribí allí contando cómo gestioné un desborde emocional de mi hijo de 3 años.
A modo de ejemplo, y para los que no me seguís en Facebook, os dejo un post que escribí allí contando cómo gestioné un desborde emocional de mi hijo de 3 años.
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¡Mil gracias por leerme!
¡Feliz Crianza!
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¡Feliz Crianza!
Gracias por compartir las ideas del artículo con ello promueves crianzas distintas que a lo mejor nos ayudan a tener relaciones con n nuestros peques más comprensivas y a que de grandes esos peques sean felices
ResponderEliminarGracias a ti por comentar. Me gusta sentir que estoy poniendo mi granito de arena precisamente en mejorar nuestra relación con nuestros hijos.
EliminarHola gracias por tu columna, no obstante tengo dudas frente a una situación concreta. Tenemos una hija de 2 años, algunas veces cuando ella se enoja, lanza golpes en la cara a mi esposa, ella ha intentado contenerla y decirle de forma suave y otras veces severa que eso no lo debe hacer, sin embargo no ha resultado y continúa haciéndolo, ¿qué recomiendas hacer en este caso?
ResponderEliminarHola Jorge, para esos casos os ayudará este otro post:
Eliminarhttp://crianzarespetuosayconsciente.blogspot.com.es/2016/09/estrategia-parar-conductas-indeseadas.html