Nosotros
hemos hecho una mezcla de muchas corrientes. En general empezamos con
la crianza con apego, hemos porteado, le di el pecho hasta que se
destetó por sí mismo un poco antes de los dos años, y todavía
duerme con nosotros parte de la noche. Hemos elegido hacer con él
las cosas que consideramos que le dan seguridad emocional, y hemos
elegido fomentar su independencia de otras maneras.
Uno
de los primeros artículos que compartí con mi marido fue este: 11 formas de fomentar la autonomía de los niños inspiradas en el método Montessori de
la fantástica web española de Tigriteando.
En esta web su autora nos cuenta como están aplicando el método
Montessori en el día a día de su familia.
Algunas
de estas cosas las hemos aplicado en nuestra vida y otras no. Algunas
las acabamos de empezar a aplicar, pero de forma aun no constante.
Muchos de los artículos que he leído me dan un objetivo, un ideal
al que aspirar, pero eso no quiere decir que lo consiga aplicar al
cien por cien. A veces con tener la intención presente en las
decisiones que tomamos con el peque es suficiente.
De
todas las formas de fomentar la autonomía de los niños que nombra
Tigriteando,
estas son las que hemos aplicado nosotros y cómo nos ha ido hasta
ahora:
1.
Vestirse: Con
esta estamos empezando ahora que tiene dos años y medio. Hasta ahora
cuando he podido le he animado a que se desvista solo dentro de sus
posibilidades (quitarse los zapatos, o los calcetines, bajarse el
pantalón, ...) . Y desde muy bebé le he pedido ayuda para vestirlo
("Mete el pie aquí", "sube el bracito", etc).
Pero lo que es vestirse o desvestirse solo todavía no lo hemos
conseguido. De todas formas el niño no muestra un especial interés
por conseguir la autonomía en este campo en concreto, con lo que
aunque siempre lo animo a que lo intente él al menos una vez, a
veces me pide que lo haga yo. Tigriteando incluye en este campo la
posibilidad de dejarles elegir, y de preparar el armario para que
tengan acceso a su ropa de manera independiente. Con esto hemos hecho
un intento hace poco. He dejado unas pocas prendas a su alcance para
que pueda practicar vestirse o elegir qué ponerse si quiere, pero de
momento no muestra demasiado interés con lo que solo hace uso de esa
parte del armario si yo se lo recuerdo. Con esto, como en todo, lo
mejor en mi opinión es tener claro el objetivo pero siempre
supeditado a seguir el ritmo del niño.
2.
Alimentarse: Al
igual que Bei, la autora de Tigriteando, recomiendo encarecidamente
el Baby-Led Weaning para desarrollar la autonomía del niño a la
hora de comer. Fue una de las decisiones que tomamos sobre la crianza
de nuestro peque de la que más satisfechos estamos. Desde que empezó
con la alimentación complementaria, las horas de la comida con él
han sido un placer. Ponerle la comida delante, en la bandeja de la
trona al principio, y dejarlo que comiera/explorara a su ritmo, sin
tener que darle de comer, fue una auténtica maravilla. Es un método
muy sucio, el niño y todo alrededor se ensucia y mucho. Al principio
ponía bolsas de plástico abiertas debajo de su trona, o debajo de
la silla del restaurante cuando salíamos a comer fuera, para que
recoger fuera más rápido, y también para poder volver a ofrecer un
trozo de comida que se le hubiera podido caer al suelo. Para mí es
imprescindible una trona ultra fácil de limpiar (nosotros tenemos la
de Ikea, y no podemos estar más contentos con ella) y un buen
surtido de baberos con manga bien grandes, que tapen al máximo. Hoy
por hoy, compartir mesa con nuestro hijo es prácticamente igual que
compartir mesa con un adulto.
En
este campo, Bei también incluye el acceso a platos y cubiertos para
poder poner la mesa, o una silla/trona de la que puedan subir y bajar
de forma independiente. Lo de la trona no lo hemos aplicado porque
primamos que fuera fácil de limpiar y barata, pero lo de darle
acceso a platos y snacks lo hemos aplicado en cierta medida. Nuestro
peque tiene un armario accesible para él en el que están guardados
sus platos y cuencos (de plástico), y también tiene acceso al
frutero donde poder servirse alguna pieza de fruta si tiene hambre.
No es la situación ideal que describe Bei, pero estamos en ello. Lo que sí que hemos incluido nosotros, y que creo que ha sido un gran acierto, es una torre de aprendizaje para que pueda tener acceso a lo que hay en la encimera (bajo supervisión, por supuesto). Esto le ha permitido participar en la elaboración de platos sencillos, como galletas caseras o tortillas francesas.
3.
Higiene personal: En
este campo quizás esté mostrando menos interés por su autonomía.
Le preparé el bidé como si fuera un lavabo para él, con un
colgador de toalla y un mini espejo (demasiado mini, quizás), para
que pudiera lavarse las manos de forma accesible e independiente.
Estamos en ellos también, lo usa muy esporádicamente y siempre con
mi ayuda. También tiene escalones para poder acceder al lavabo
grande, o al wc, y desde que cumplió el año pusimos a su alcance
orinales para poder darle la opción de usarlos si quería en algunos
momentos puntuales a lo largo del día. Suelo dejar que se cepille
los dientes solo, aunque periódicamente se lo hago yo para
asegurarme que se hace más a fondo. En el baño de momento le
enjabono yo. Si me pide hacerlo él, le dejo, pero si no, me gusta
hacerlo yo. Se está haciendo mayor a pasos agigantados, y es un
momento del día que me apetece ser yo quien lo cuida.
4.
Ayudar en casa: le
compré un set de limpieza tamaño mini para que pudiera ayudar, pero
la verdad es que no le hace mucho caso (o sí, pero para otras
funciones). Lo que sí acostumbra es a recoger las cosas que derrama.
Muchas veces nos sorprende yendo él solo, de motu proprio, a por una
toallita o a por una servilleta porque se le ha vertido un poco de
yogur o de zumo en la mesita del salón. Pero tenemos muchas
asignaturas pendientes en este campo. Recoger sus juguetes es una de
ellas, por ejemplo. Pero todo se andará.
5.
Jugar y 6. aprender jugando: Tanto
Montessori como RIE (ya os sonarán estas siglas, porque compartiré
muchos artículos de esta filosofía) abogan porque el juego debe
seguir siempre la iniciativa del niño. La
autonomía en el juego para mí significa que la iniciativa siempre
es suya. Los juegos parten de él, y yo los observo y en caso de
participar es haciendo lo que él me pide. La mayoría de las veces
él se conforma con que esté presente mientras él juega, en esos
casos solo intervengo si viene a enseñarme algo, o si me mira, o si
se dirige a mí para lo que sea. Si no, simplemente observo en
silencio. De esta manera se pretende fomentar la creatividad natural
del niño. Procuro evitar ser yo quien plantea el juego, procuro
también evitar corregirle cuando está jugando con algo de forma
distinta a como yo lo haría. Evito decirle cosas como "así no,
mira, yo te enseño, así." RIE va más allá, y aconseja no
explicar nunca a los niños cómo funciona un juguete y dejar que
sean ellos quienes lo descubran por sí mismos. Defiende que de esta
manera ellos obtienen la satisfacción de descubrir en lugar de ser
enseñados, y que también se les da la oportunidad de pensar por sí
mismos en usos distintos a los que fueron creados. En esto RIE y
Montessori difieren bastante, ya que la pedagogía Montessori
presenta los materiales (no son juguetes, son materiales para
aprender, el juego es el método de aprendizaje natural para los
niños), y al menos una vez enseña cómo se utilizan correctamente.
Donde sí están de acuerdo, es en nunca interrumpir a un niño
concentrado en el juego. El juego es sagrado. Esto no significa que
si está jugando y es hora de ir a comer nos tengamos que esperar
eternamente hasta que el niño lo considere, ni mucho menos. Pero sí
implica tener la consideración de que está haciendo algo muy
importante, y actuar como actuaríamos si fuera un adulto trabajando
a quien estuviéramos interrumpiendo. Esto significa observar antes
de interrumpir, y esperar a una transición entre actividades o a un
momento de pausa. Esto significa también avisar con algo de tiempo,
para que pueda ir cerrando la actividad de manera paulatina y no
abrupta.
Lo
que no hemos conseguido aplicar nunca ha sido las normas de uso de
los materiales montessori, que consiste en que los materiales se
sacan de uno en uno, y siempre se guardan después de usarlos y antes
de sacar el siguiente. Tal vez algún día vuelva a intentarlo, pero
de momento, la habitación termina llena de juguetes por todas partes
cuando tiene una buena sesión de juego.
En esta categoría yo incluiría el desarrollo motor que se realiza a través del juego. En este sentido, nosotros le hemos dejado siempre cierto espacio para que valore por sí mismo el riesgo. Evitamos darle la mano en situaciones en las que vemos que tiene capacidad para desenvolverse por sí mismo con riesgo mínimo. Nos solemos quedar cerca, por si acaso, para parar la caída y que no se haga demasiado daño, pero por regla general le dejamos hacer. Con esto obtiene una mejor capacidad para valorar el riesgo y sus capacidades, y una mayor autoestima al ver que es capaz de conseguir lo que se propone por sí mismo y con su propio esfuerzo.
En esta categoría yo incluiría el desarrollo motor que se realiza a través del juego. En este sentido, nosotros le hemos dejado siempre cierto espacio para que valore por sí mismo el riesgo. Evitamos darle la mano en situaciones en las que vemos que tiene capacidad para desenvolverse por sí mismo con riesgo mínimo. Nos solemos quedar cerca, por si acaso, para parar la caída y que no se haga demasiado daño, pero por regla general le dejamos hacer. Con esto obtiene una mejor capacidad para valorar el riesgo y sus capacidades, y una mayor autoestima al ver que es capaz de conseguir lo que se propone por sí mismo y con su propio esfuerzo.
7.
Leer: Nosotros
creamos un par de rincones de lectura, en su habitación y en el
salón, con libros de cuentos a su alcance y con la portada a la
vista en lugar del lomo, para que sea más atractivo. Esto le da
autonomía para escoger cuentos, y en teoría para al menos ojearlo,
pero en la práctica, lo que a él le gusta es que se los contemos
nosotros, así que lo que hace es coger los libros e ir trayéndolos
para que los vayamos viendo. La facilidad para cogerlos implica
también la facilidad para volverlos a colocar.
8.
Crear: nuestro
peque tiene acceso a rotuladores de colores (lavables, por supuesto)
y hojas de papel, por toda la casa. Le gusta mucho dibujar. En
general, Montessori y RIE indican que es mejor evitar que sea el
adulto quien dibuje para el niño, porque considera que así se está
coartando la creatividad del menor. Yo he querido evitar dibujarle
cosas, porque sí que noté que cuando alguien le dibujaba algo
mientras él estaba pintando, dejaba de hacerlo para observar lo que
hacía el mayor y luego insistía en que siguiera dibujándole
diferentes cosas. El caso es que disfruta mucho cuando alguien dibuja
algo que él pide, y es difícil resistirse a esa alegría, así que
al final, poco a poco, hemos ido sucumbiendo todos a sus deseos. No
es lo más recomendable si lo que se pretende es fomentar la
creatividad, desde luego, porque al final lo que el niño hace es
intentar reproducir los dibujos que hacemos los mayores, pero bueno,
ya he dicho al principio que no hemos conseguido seguir los consejos
que leemos a la perfección.
9.
Responsabilizarse de otro ser vivo: Si
tenéis plantas en casa, es ideal que los peques se encarguen de
regar. Es una actividad asequible para ellos y que les encanta. Y si
tenéis mascotas, pueden encargarse de ponerles el agua o la comida.
Nosotros actualmente no tenemos ni plantas ni mascotas en casa, así
que poco hemos hecho en este aspecto.
10.
Convivir: En
las escuela montessori se practica mucho lo que ellos llaman Gracia y
Cortesía, que es entre otras cosas decir "por favor",
"gracias", y "lo siento". En mi experiencia, la
mejor manera de conseguir esto es con el ejemplo de los mayores.
Nosotros usamos muchísimo esas tres expresiones, muchísimo, entre
nosotros y con el peque. De hecho, hemos sustituido los "muy
bien" por las "muchas gracias" cuando hace algo que
nos facilita la vida. Es alucinante como se le ha pegado. No conozco
a ningún otro niño de su edad que use tantísimo esas palabras. No
llega a la perfección, muchas veces se le olvida, o no es consciente
aun que en esa situación es pertinente tal o cual fórmula de
cortesía, pero aun así es mucho. Y lo mejor es que lo hace sin que
nadie se lo diga ya que evitamos forzarle a decir tal o cual cosa si
no ha salido de él. Si alguien le regala algo y él no da las
gracias, somos los mayores los que damos las gracias en su nombre,
muy efusivamente para que él se de cuenta de que en ese momento era
lo apropiado. Y lo mismo con el resto.
Para
mí también es un placer escucharle preguntar "¿estás bien?
¿te has hecho daño? ¿necesitas ayuda?" cuando alguien se ha
hecho daño. Es lo que nosotros le decimos cuando se cae, en lugar de
los tradicionales "ea, ea, ya está, no ha sido nada". En
general, con esto como con tantas cosas, la clave está en ser un
buen modelo para él.
El
post de tigriteando menciona la Mesa de la paz como herramienta para
resolver conflictos. De momento no las hemos implementado en nuestra
casa, y tampoco tengo la sensación de que a día de hoy las hayamos
echado de menos.
11.
Dormir: En
la filosofía Montessori, las camas bajas son casi imprescindibles.
En general, Montessori aboga por hacer accesible todo lo que incumbe
a la vida del niño, así que la cama no podía ser menos. Nosotros
tenemos la cama del peque montada desde que tenía un año y ya tenía
total movilidad. Más o menos por esa época empezó a dormir la
siesta en ella, y unos meses después empezó a dormir por la noche
también, hasta entonces, ambas cosas las hacía en nuestra
habitación ya que practicábamos colecho. Lo bueno de la cama baja,
en su caso en realidad es simplemente un colchón sobre un somier en
el suelo, es que le da total autonomía para levantarse. Esto
significó que cuando se despertaba de la siesta, salía
tranquilamente de su habitación sin necesidad de llamarnos para que
fuéramos a por él. Y lo mismo por la noche, cuando se despertaba en
mitad de la noche, en lugar de empezar a llorar para que fuésemos a
su cuarto, se levantaba y venía a nuestra habitación.
En
el post de
Tigriteando tenéis un montón de fotos con ideas de cómo
implementar estas maneras de fomentar la autonomía en vuestras
propias casas. Además de enlaces a otros artículos que os pueden
servir para profundizar en el tema. La filosofía Montessori es una
de las cosas que más me ha influído, aunque no haya aplicado al
100%, a la hora de fomentar la autonomía de mi hijo. Espero que os
haya resultado interesante.
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¡Mil gracias por leerme!
¡Feliz Crianza!
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