Los que me seguís por redes sociales ya sabéis que el miércoles pasado tuvimos una mala tarde a cuenta del disfraz del cole. Están trabajando las emociones en clase así que el disfraz era de emoticono, y el peque básicamente pretendía que cambiara el disfraz cada vez que él cambiaba de estado de ánimo. Habría sido hasta gracioso si no fuera porque mi mente no funcionó como me habría gustado que funcionara. El post de hoy no va de lo bien que gestioné la tarde. El post de hoy va de todos los errores que cometí, de qué me pasaba por la cabeza en cada momento, de cómo me sentí y de cómo esos sentimientos me hicieron reaccionar. En resumen, en el post de hoy os voy a contar cómo fue mi rabieta y cómo las "madres perfectas" no existen. Aviso que no va a haber un momento poético de redención al final. La tarde del miércoles antes de carnaval fue una cagada de principio a fin.
Vamos a llamar a esto un ejercicio de reflexión consciente. A ver cómo sale.
Vamos a llamar a esto un ejercicio de reflexión consciente. A ver cómo sale.