Vaya por delante que no tenemos manera de controlar lo que dice otra persona. Es humanamente imposible controlar lo que sale de la boca de alguien que no seamos nosotros, pero sí que podemos explicar por qué algo que han dicho no está bien y qué pueden decir en su lugar. Este último paso suele pasar desapercibido para muchos, y es imprescindible. La explicación por sí misma está genial, pero los niños están intentando comunicar algo de la única forma que saben. Si esa forma no es correcta, necesitan que les enseñemos otra. Los niños normalmente aceptan estas correcciones si se hacen con amabilidad, con tono informativo, sin tono de enfado, sin importar que lo hayamos repetido muchas veces, y si partimos de una buena conexión con la persona que hace la corrección. Porque ya sabéis que los niños quieren agradar, y si se sienten conectados a nosotros aumentamos la posibilidad de que deseen colaborar con nosotros.
Algunos ejemplos de esto que hemos tenido en casa con mi hijo de 3 años:
El peque hace un tiempo empezó a decir "Puagg, qué asco" cuando le poníamos por delante la comida. A veces ni siquiera era porque no le gustaba. Había aprendido la frase viendo Peppa Pig, le había hecho gracia, y quería utilizarla. La frasecita de marras nos hacía ponernos a la defensiva, especialmente cuando lo decía en público, en un restaurante por ejemplo. Pero pronto caí en que decirle que eso no se dice no le daba herramientas. Así que le expliqué: "Si no te gusta algo del plato, solo tienes que decir 'no, gracias' y ya está. Nadie te va a obligar a comer algo que no te gusta." Nuestra reacción instintiva es 100% diferente cuando lo que sale de su boca es un "No, gracias". Él comunica lo que necesita y lo hace de una manera apropiada. Evidentemente esto no es cuestión de explicárselo una vez y listo. Han sido muchas las ocasiones en las que ha habido que recordárselo. Y muchas en las que su reacción instintiva era la de decir "qué asco" y luego, sin necesidad de decirle nada, añadía inmediatamente el "no, gracias". Pero está en ello.
Otros ejemplos son cuando entra en conflicto con la abuela. Mi suegra está viviendo con nosotros temporalmente y la convivencia no siempre está siendo fácil. Ella no tiene el mejor instinto para saber cuándo intentar interactuar con el peque, y suele hacerlo cuando más concentrado está él en algo. Así que su reacción suele ser la de gritar a pleno pulmón: "¡No, abuela!" o "¡Déjame en paz!" o cualquiera de sus variables. En lugar de limitarme a decirle "eso no se dice" o "a la abuela no se le habla así", he intentado darle también otras herramientas: "Si la abuela te está interrumpiendo, cariño, puedes decirle 'ahora no, abuela, por favor'" o algo por el estilo. Como esto tiene más variables que lo de la comida, está tardando más en asimilarlo, pero al menos cuando le sugiero otra opción más apropiada, siempre la acepta de buen grado y la repite con confianza, con lo que entiendo al menos que agradece esa otra herramienta, y que estoy interpretando bien lo que quería decir con su (poco afortunada) frase anterior.
También nos ha pasado que ha llamado tonto, o tonta a amiguitos en el parque, o a nosotros o a la abuela. Sinceramente, cuando me lo dice a mí, ni reacciono porque sé perfectamente que es tontería tomárselo de forma personal. Pero cuando se lo dice a alguien más me resulta bastante más incómodo. Por ejemplo, hace unos días en el parque, una amiguita del barrio con la que tiene bastante relación, le tiró un muñeco al suelo. Se enfadó mucho y le empezó a gritar que era una tonta. Me acerqué y con mucha calma le dije que no estaba bien llamar "tonto" a los amigos y que era mejor decir exactamente lo que no nos había gustado. "En lugar de 'tonta', le puedes decir '¡no tires mis juguetes que no me gusta!'" Inmediatamente se giró y repitió con muchas ganas lo que le había sugerido. De nuevo, interpreto que agradeció la alternativa y que interpreté bien qué era lo que quería comunicar en ese momento.
Esto mismo se puede aplicar en muchos otros contextos. Los niños intentan comunicarse como buenamente pueden, a veces con palabras, otras con su comportamiento. Un niño que empuja puede estar reclamando espacio, puede estar comunicando a su manera que se está agobiando. Si además de decirle que no está bien empujar, le damos otras herramientas para conseguir lo que necesita: "en lugar de empujar puedes decir 'déjame espacio, por favor'", nuestras correcciones estarán siendo útiles de verdad.
Así que si tu hijo o hija dice algo que no debe:
1. Piensa qué es lo que está intentando comunicar con eso.
2. Explícale de forma adecuada a su edad que lo que ha dicho está mal y por qué.
3. Teniendo en cuenta su desarrollo lingüístico, dale una opción apropiada para comunicar lo que quiere comunicar.
4. Hazlo con tono informativo, y amable.
5. No esperes que lo asimile a la primera. Espera tener que recordárselo en más ocasiones.
6. Revisa tu manera de interactuar con los demás por si estás transmitiendo mensajes contradictorios.
7. Da ejemplo y confía en que lo asimilará con el tiempo.
Pero es imprescindible que esto lo hagamos desde la comprensión de que están aprendiendo, que lo hacen en cada momento lo mejor que pueden. Siempre desde la empatía de entender el por qué de cada cosa, el mensaje detrás de cada palabra o de cada comportamiento. Siempre entendiendo que nuestro papel es el de guía. No dando por hecho que saben o que deberían saber ciertas cosas. Enfocando nuestro esfuerzo en dar herramientas apropiadas. Entendiendo que si no lo hacen mejor es porque en ese momento no son capaces de hacerlo. Y confiando en que cuando estén preparados, utilizarán las herramientas que les hemos ido enseñando con amor y paciencia infinita.
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¡Mil gracias por leerme!
¡Feliz Crianza!
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Hola . Que alternativa tienes cuando tu hijo ( 2 años)?está en tus brazos y viene su padre y le pide un beso y le dice que no .
ResponderEliminarUy, es que ahí estaríamos en una situación muy diferente! :) No creo que se deba obligar de ninguna manera y en ningún caso a que los niños den muestras de afecto cuando no lo desean. Me parece que eso va en contra de enseñarles el concepto de la autonomía corporal, que viene a ser que cada uno es dueño de su propio cuerpo y que nadie puede disponer sobre él sin su consentimiento. Es una manera de trabajar desde el inicio el tema del consentimiento, que es imprescindible en un mundo donde se producen tantas violaciones. Así que no le obligaría en ningún caso a besar. Tal vez en lugar de pedir un beso podría probar a pedir permiso para darle un beso. "¿Puedo darte un beso?" es diferente a "Dame un beso", y con una edad como la que tiene tu hijo, todo lo que suene a "orden" tiene todas las papeletas de ser contestado con un NO. Porque ya sabes, están en la edad de negarse a todo lo que puedan. Tratadlo con naturalidad, si no quiere dar un beso, tal vez quiera chocar los cinco, o dar un beso de duende, o tal vez prefiera hacerlo por sí mismo un rato después. No lo toméis como algo personal, y sobre todo no lo convirtáis en una lucha de poder. Un saludo y gracias por comentar! :)
EliminarHola !! Como manejarías una situación en la que un niño de 5 años , está jugando play y está perdiendo y empieza a insultar a la pantalla(tipo lo que sucede cuando ven un partido que le hablan a la tv mientras juegan). Por otro lado, en otra oportunidad lanzó un insulto a su tia, sin estar ella presente
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