Ponerse en el lugar de los niños siempre resulta un ejercicio de lo más clarificador. Nos ayuda a entender las cosas desde su perspectiva, nos ayuda a entender sus reacciones, su comportamiento, sus emociones. Por eso, cuando leí este post del magnífico blog de Teacher Tom, un maestro que trabaja en una pequeña cooperativa de enseñanza libre en Seattle, no dudé en traducirlo para vosotros. Es un post muy breve, pero cargado de sabiduría. De ese tipo de sabiduría especial que te da cuando tienes la oportunidad de experimentar por un momento la vida de una persona de dos años.
martes, 2 de mayo de 2017
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