jueves, 2 de marzo de 2017

La vital importancia del Autocuidado en la Crianza Respetuosa

Dice Samanta Villar que la maternidad no era como le habían contado. Que le ha quitado calidad de vida y que ella no sabía hasta qué punto esto era así cuando se embarcó en esta aventura de ser madre. No le falta razón a Samanta cuando dice que la maternidad te quita calidad de vida: te quita calidad de sueño, te quita calidad de alimentación, te quita calidad de higiene (esas primeras semanas en los que a duras penas puedes sacar tiempo para ducharte), te quita calidad de intimidad, calidad de empleo (aunque de esto no tiene la culpa el niño precisamente), calidad de ocio... La maternidad te quita muchas cosas y te da muchas otras. En este post no voy a hablar de ella. Ella simplemente ha elegido utilizar para su libro un hilo narrativo contrario al predominante. Sin más. En lugar de hacer hincapié en las cosas buenas, ha decidido hacer hincapié en las malas. Cuestión de perspectiva, y probablemente también de visión de negocio.

El caso es que la maternidad es difícil. Y visto la lluvia de críticas que sufrió Samanta, parece que ni siquiera tenemos derecho a quejarnos. La maternidad no solo es difícil, sino que también debe ser abnegada, sacrificada, generosa... Tanto es así que no nos lo pensamos dos veces antes de seguir echándonos cosas a la espalda. Trabajo, casa, niños. La supermujer. Podemos con todo. Solo es cuestión de organizarse. Y encima vienen las "locas del apego", las de la "crianza respetuosa" y lanzan el mensaje de que las necesidades del niño son lo primero. Y seguimos sumando más y más carga. ¿Hasta cuando? ¿En qué momento decimos basta?


Hace unas semanas recibí esta consulta en mi grupo de crianza:

"Hola a todxs!!
Escribo a ver si pudieran orientarme o darme tips o consejos. Tengo una bebita de 7 meses. En una palabra, podría describirla como "intensa". Yo aún no he vuelto a trabajar así que estoy con ella 24x7. No puedo despegarla de mi vista porque llora y llora. Hasta al baño vamos juntas (literal). Son pocas las veces que la puedo dejar 5 o 10 mins sola y que no se queje o llore a cántaros. Desde que nació fue LME, colecho, porteo, no dejarla llorar, etc.
El problema que venimos arrastrando es que NO duerme de corrido. Con esto me refiero que dormir es un caos. Ejemplo: La duermo alrededor de 20:30/21 y a las 22 llora. Vuelvo a tener que dormirla, A las 23 llora. Así sucesivamente. Luego cuando me acuesto con ella (alrededor de 24hs.) se sigue despertando llorando varias veces a la noche. No le alcanza estar al lado. Quiere brazos y teta. Le trato de dar la teta de costado pero ella quisiera quedarse prendida todo el rato y realmente me resulta super incómodo.
Mi marido duerme en el living hace como 2 meses. Yo estoy agotada. No doy más del cansancio. Entiendo que los patrones del sueño se regulan con el tiempo y que los despertares nocturnos son comunes pero lo que NO entiendo es cómo la duermo a las 20;30hs y cada media hora (o menos) tengo que ir con ella porque llora como loca.
No me permite cenar, no puedo estar con mi marido nunca, porque está dale que llora.
La verdad se me acabaron las ideas. Por favor, ¿alguien podría orientarme qué hacer? ¿O qué puede ser que pase?
Mil gracias de antemano."

Esto es sólo un ejemplo, por supuesto. Pero esto es bastante común, al menos en los grupos de crianza respetuosa y crianza con apego en los que yo me muevo. Sólo tenéis que hacer una búsqueda con la palabra "agotada" en estos grupos y ver la cantidad de mensajes que salen. Está claro que esta mamá está esforzándose lo que no está escrito en darle lo mejor a su hija, y está claro también que es una mamá informada. Entonces mi pregunta es, ¿por qué nadie le ha hablado de la importancia del autocuidado en general y para la crianza respetuosa en particular? 

La respuesta a esa pregunta la desconozco. Supongo que como se hace tanto hincapié en las necesidades del niño, que se da por supuesto que las necesidades de los padres pasan a un segundo o tercer plano. En el post de hoy no voy a contestar a la consulta de esta supermami en particular, eso lo dejo para el post del próximo lunes. Antes quería explicar qué es el autocuidado y hasta qué punto es IMPRESCINDIBLE también en la crianza respetuosa.

Para ilustrar esto, voy a utilizar la pirámide de Maslow:




Por si no la conocéis, la pirámide de Maslow fue diseñada por el psicólogo humanista Abraham Maslow para definir y organizar las necesidades y motivaciones del ser humano. La teoría es que todos nacemos con las necesidades fisiológicas, y según vamos cubriendo esas necesidades se van creando otras que nos ayudan a crecer y mejorar como personas. Esta premisa funciona también al contrario, un ser humano no puede desarrollar una necesidad o motivación de un piso superior si no tiene cubiertas las inferiores. Los cuatro niveles más bajos responden a necesidades "deficitarias", respondiendo el nivel superior a las llamadas necesidades de "desarrollo del ser". Es decir, las necesidades deficitarias hacen referencia a carencias y cuando no están cubiertas producen malestar. Las necesidades de desarrollo del ser son importantes para el crecimiento personal y las están relacionadas con el deseo de crecer como persona. 

Ahora echa un vistazo a las necesidades y a los diferentes niveles e intenta identificar qué es lo que necesitas específicamente cuando estás ejerciendo una paternidad o maternidad respetuosa.

¿Las has identificado ya? Prácticamente todo está en los dos niveles superiores. Especialmente en el superior. Es más, vamos a ver las características que según Maslow tendría una persona autorrealizada y vamos a leerla teniendo en mente el ideal de crianza respetuosa:

- Centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino.
- Centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones.
- Con una percepción diferente de los significados y los fines.

En sus relaciones con los demás, eran personas:

- Con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación.
- Independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y juicios propios.
- Resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran inconformistas.
- Con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición humana.
- Buena aceptación de sí mismos y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni artificiales.
- Frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales.
- Con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la humanidad.

Capacidad de ver más allá de las apariencias, como cuando os digo que busquéis la razón detrás del comportamiento; capacidad de resolver conflictos y de resolución de problemas, como cuando os digo que evitéis castigar y os centréis en su lugar en buscar soluciones a los problemas; capacidad de espíritu crítico, para ser capaz de ir en contra de la crianza mayoritaria en nuestro entorno; autoestima, respeto propio y a los demás, creatividad para buscar soluciones poco comunes... Todo esto llega cuando tenemos un cierto bienestar, y cuando tenemos nuestras necesidades cubiertas en general.

¿Qué pasa cuando nos negamos el derecho de cubrir nuestras necesidades "deficitarias" durante un largo periodo de tiempo? Que el cuerpo se pone en modo de supervivencia y comienza a tener dificultades para acceder a ese tipo de herramientas superiores. 

¡¡¡TUS NECESIDADES IMPORTAN!!!

Y no sólo es que importen porque eres un ser humano y tienes derecho a sentirte bien, sino porque de tu bienestar depende también el bienestar de tu familia. Si estás disponible el 100% del tiempo para tu hijo, puede que pienses que estás haciendo lo mejor para él, pero si esa disponibilidad implica que estás teniendo cambios de humor bruscos, mal humor constante, agotamiento crónico, si esto implica que estás teniendo despistes que os ponen en peligro porque eres incapaz de concentrarte, si implica que haces las cosas con resentimiento, que te sientes forzada, que te sientes constantemente abrumada, que pierdes el control de tus emociones muy a menudo, que eres incapaz de buscar soluciones a situaciones más o menos sencillas... Si esto es lo que implica, entonces es el momento de que te plantees decir basta y empezar a poner límites. 

Lo sé. Poner límites a tu hijo es difícil. Especialmente si entiendes el llanto como algo malo y como algo a evitar a toda costa. Si has leído un poco por el grupo, o por el blog, ya sabrás que es una visión con la que no estoy de acuerdo. Yo considero que el llanto es algo a escuchar, a validar y a acompañar, y que por tanto si necesito establecer un límite y a mi hijo no le gusta, entiendo que tiene el derecho a protestar, y que mi papel será respetar ese derecho, hacerle que se sienta comprendido y acompañado. Nada más. No necesito modificar el límite si no deseo hacerlo.

¿Implica esto que debemos anteponer nuestras necesidades siempre? NO. Tener un hijo siempre va a significar anteponer sus necesidades a las nuestras. Pero deberemos diferenciar tipos de necesidades.

Por ejemplo: Imagina que has pasado una noche horrible y cuando llega tu pareja quieres aprovechar para descansar. Sin embargo tu peque lo que quiere es jugar. CONTIGO. No le vale ningún sustituto. Quiere jugar contigo y con nadie más. Intentas irte pero se pone a llorar. Intentas convencerle pero no funciona. Tu pareja intenta distraerlo con algo para que se le pase y no hay forma. ¿Qué haces?

Si tu respuesta es: "Resignarme y quedarme a jugar con él" estás renunciando a una necesidad básica tuya por una de tu hijo que es de un nivel superior. 

Si tu respuesta es: "Decirle al peque con confianza que voy a ir a dormir y que lo veré cuando haya descansado, irme a dormir, ponerme ruido blanco o tapones, confiar en que mi pareja manejará la situación y sabrá calmar al peque" entonces estás estableciendo un límite razonable en torno a tu bienestar. Estás tomando las medidas necesarias para cubrir una necesidad básica tuya y estás responsabilizándote de tu bienestar.

Si la idea de dejar a tu hijo llorando por ti mientras te vas a dormir te revuelve las tripas, quiero decirte que te entiendo. Yo no quiero forzarte a que hagas algo que te va a crear ansiedad. Y desde luego no quiero que nadie use este texto para obligar a ninguna mamá o papá a cuidarse en contra de su voluntad. Aquí estamos hablando de AUTOcuidado. Es decir, tiene que salir de ti, tienes que ser tú quien decida qué es lo que necesitas hacer para recargarte de energía y poder seguir ejerciendo tu crianza de la mejor manera posible. Este post lo que pretende es desprender la culpabilidad de esas actividades de autocuidado, y decir a esas madres y esos padres que pedir ayuda no es fracasar en la crianza, y que poner una necesidad básica tuya por encima de una no tan básica de tu hijo no es egoísta. Eso es lo único que pretendo.

Vamos a tener que relegar nuestras necesidades a las suyas muchas veces, muchísimas, cada vez que tenga una necesidad del mismo nivel que la nuestra, o de un nivel inferior (es decir, más básica). Así que debemos tener claro que las nuestras también son importantes para poder priorizar nuestras necesidades en los casos en los que entre en conflicto con una necesidad de nuestro peque (o de nuestra pareja, o de cualquier otra persona que dependa en cierta forma de nosotros) que pertenezca a un nivel superior a la nuestra (es decir, que sea menos básica).

En muchas ocasiones, habrá formas de encontrar soluciones que satisfagan a la vez las necesidades de ambos independientemente del nivel que sean. Pero en otras ocasiones será imposible y habrá que elegir. Y sé que piensas que no pasa nada por aguantarte el pis un rato más, o que puedes esperar a ducharte hasta la noche suponiendo que el peque esta vez acceda a dormirse a su hora, o que tampoco tienes tanta hambre... Sé que piensas que no pasa nada, y que prefieres asegurarte de que tu hijo tiene todo lo que quiere y lo que necesita, es tan pequeño que no entiende. Tú eres el adulto, tú puedes esperar. 

Y seguramente sea así durante un tiempo. Pero cuando no le das importancia al autocuidado y te acostumbras a relegar tus necesidades, llega un momento en que empiezas a pagar las consecuencias y que empiezas a notar los efectos de negarte una y otra vez durante demasiado tiempo. Ese será el momento, si es que no te has convencido antes, de empezar a priorizar también tus necesidades. De ponerlas en la agenda, en la lista de tareas importantes. Será el momento de reflexionar, y de identificar cuáles son y cuál es la mejor forma de cubrirlas, será el momento de pedir ayuda, de pedir consejo para buscar soluciones creativas si no se te ocurre nada. Será el momento de darte cuenta de que tus necesidades importan tanto como las del resto de tu familia, incluidas las de tu peque.

Debemos aprender a establecer límites sanos en torno a nosotros mismos. Debemos aprender a decir que no cuando es necesario. Y con nuestro ejemplo nuestros hijos aprenderán, no solo a respetar el espacio y las necesidades de los demás, sino también a respetar las suyas propias. 

Y si eres madre soltera, o si no tienes a nadie cercano al que pedir ayuda, no quiero que te tomes esto como una carga más. Como una tarea más a hacer. Como una forma más de sentir la falta de "tribu" como un fracaso. Quiero que lo interpretes como un empujoncito a salir y conectar. A ser creativa, a buscar otras madres afines con las que intercambiar favores para cubriros las espaldas unas a otras. A mirar a tu alrededor con el objetivo de buscar opciones para tomarte un respiro sin sentirte culpable. Porque lo estarás haciendo por ti, y lo estarás haciendo por ellos.

"Cuidar de ti misma no significa "yo primero ". 
Significa "yo también". 
Tú importas, tu felicidad importa. 
Tu salud importa. Tus sueños importan. 
Hoy haz al menos una cosa que sea para ti misma. 
Da un paseo bajo la lluvia. Queda con un amigo para tomar un café. 
Escribe en tu diario. Lee un libro. Planea un viaje. 
Abraza un árbol. Ayuda a un extraño. 
Crea algo. Planta algo. 
Canta algo. Aprende algo. 
Lo que sea que te haga sonreír, 
haz un poco cada día. 
Tus hijos están mirando. 
Deja que te vean feliz." L.R.Knost


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¡Mil gracias por leerme!

¡Feliz Crianza!

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